martes, 27 de agosto de 2013

EL PERSONAJE DE...BRUCE WILLIS



Inauguramos sección en el blog, "El personaje de...", en el que iremos haciendo un repaso de los personajes que han consagrado a las estrellas, a juicio de crítica, público, y también del nuestro. Si discrepáis en alguno, no tenéis más que enviarnos vuestros comentarios.

Y empezamos con un grande de la pantalla, Bruce Willis. Le pese a quien le pese, un auténtico devorador de la cámara que lleva apañándoselas para ser una de las figuras mejor pagadas y con más títulos a sus espaldas nada menos que treinta años, ¡y con un par de miradas nada más! Eso sí, marca inconfundible de la casa.

 

JOHN MCCLANE

Sin duda, es su personaje. Bruce Willis aún protagonizaba la serie "Luz de Luna" cuando la primera (Y mejor) "Jungla de Cristal" vió la luz. Es el alter ego de Willis, y el patrón por el que van cortados la mayoría de sus personajes.

Mcclane es detective del departamento de policía de Nueva York, anque será en LA donde empiece su carrera de héroe, salvando a todos los rehenes (entre ellos Holly, su mujer) de la empresa Nakatomi, secuestrados por Hans Gruber (Alan Rickman, un malo entre malos).


Es el antihéroe por excelencia, pero nos salva de todos los terroristas que se le pongan por delante, y, como confiesa en la cuarta entrega, no es que le guste hacerlo, es que no hay nadie más.

COMPAÑERO: Difícil elección, desde su hijos Lucy y John Mcclane junior, a Justin Long, Mcclane ha tenido buenos ayudantes, pero destacamos al buenazo del sargento Powell (Reginald Veljohnson), su apoyo en la primera entrega, quien le acompaña a través de la radio, y como en las pelis de amor, se reconocen con una mirada al final del film, que el tipo duro también tiene su corazoncito.

No obstante hay que mencionar a Zeus Carver (Samuel L Jackson), quien tras tratar de hacer una buena obra, se verá envuelto en un juego mortal junto a Mcclane, al son que marca el maquiavélico Jeremey Irons con su "Simon dice". La química entre ambos actores funciona, Mcclane encuentra en él a alguien capaz de responder a su chulería, y con la misma gracia.

FRASE: El detective da para un libro de frases emblemáticas y chistes malos, pero sin duda su cita más célebre sería:  "Yippee-ki-yay, motherfucker" (Yippee-ki-yay, hijo de puta).
Cuando Mcclane dice esta frase, el terrorista a quien se enfrenta puede darse por muerto.


El MOMENTO: El mensaje que manda Mcclane a Gruber a través del ascensor con uno de sus hombres muertos "Ahora tengo una metralleta jou jou jou".

VICIOS: Fuma como una carretero y bebe bastante. En la tercera entrega su jefe le dice que está "A dos pasos de covertirse en alcohólico", a lo que él responde "Sólo a uno".

CURIOSIDADES:  La escena en la que McClane se lanza al vacío, con el cuerpo atado a una manguera, mientras detrás suyo se produce una explosión fue realizada por Bruce Willis en persona, sin dobles, saltando desde una plataforma de 12 pisos de altura. Eso sí, pidió 100.000 mil dólares más por hacerla él mismo.



Por último, tenemos que hacer una mención especial para otro personaje que inmortalizó a Bruce en casa de Lasdelcine. Un rol que lo representa a la perfección y le coloca a escasos metros de distancia de ser el héroe entre héroes:

HARRY STAMPER.

En éste caso, y como se comentó en su momento, el nombre del actor era casi más grande que las letras del título de la película: "Armaggedon", lo que no deja de ser curioso, ya que cuando se estrenó la primera entrega de "Jungla de cristal", la distribuidora no tenía muy claro poner el rostro de Willis en el cartel, sin embargo, su cara ha acabado siendo todo un reclamo para la taquilla.



Excepto algunas salvedades (La escena de las galletitas podrían eliminarla), estamos ante el mejor cine de Michel Bay, puro entretenimiento con buenas dosis de risas, tensión y hasta lágrimas.

Willis asume su edad en este rol en el que es el protector padre de la chica, y el mejor perforador del mundo. Requerido por la Nasa para acabar con el meteorito que se dirige a la tierra, Stamper, acompañado de su leal equipo, acabará con la amenaza mundial.

COMPAÑERO: Chick (Will Patton) es la mano derecha de Harry, aunque en la Nasa establecerá una relación de respeto con Truman (Billy Bob Thorton). Además en ésta ocasión le acompaña un equipo de altura que lo seguirá hasta el meteorito. Entre ellos: Owen Wilson, Michael Clarke Duncan y Steve Buscemi. 

FRASE: "Y otra cosa...¿Ustedes no podrían decirnos quién se cargó a Kennedy?"


VICIOS: En este caso no hay vicios deleznables, ya os aseguramos que en éste caso Bruce es el héroe de Héroes. Por citar alguno: Su tendencia al sarcasmo.

CURIOSIDADES: Sean Connery era el elegido inicialmente para el proyecto. Cuando Michael Bay y Jerry Bruckheimer se decantaron por Willis, tuvieron que viajar a Idaho, donde el actor se encontraba, para convencerle.

EL MOMENTO: (¡¡Atención!! Spoiler) Cuando Harry se despide de AJ (Ben Affleck) y de su hija Grace. Willis pulsa el botón, y sobreviene un montaje de imágenes muy acertado por parte de Bay.


Y hasta aquí los dos personajes que estimamos le brindarán la eternidad a un actor que encarna el concepto de "Estrella de cine" como pocos. Chulo, sobrado, repetido y soez, pero también taquillero, entretenido, divertido y solidario con los compañeros. Que nadie se olvide de que Bruce cobró el sueldo mínimo por participar en Pulp Fiction, o que hace cameos cada vez que su adorado Robert Rodriguez se lo pide, que los mismo es "El último Boy Scout", que se parodia a sí mismo en "Ocean´s Twelve", ayuda a Shyamalan con su "Sexto sentido" y aún le sobran fuerzas para salir en "Friends" y ser el invitado más divertido que haya tenido la serie.

P.D. No os lo perdáis en la maravillosa "Moonrise Kingdom", del gran Wes Anderson.

Así que fuera prejuicios, que entretener, entretiene como nadie. Nos encanta, señor Willis.

Texto: Cristina Martín.






miércoles, 14 de agosto de 2013

PASOS DE BAILE


De niña, recuerdo haber visto por la tele a Abimael Guzmán Reinoso, líder del grupo revolucionario peruano "Sendero luminoso", siendo llevado a la prisión de la base naval de la marina de Guerra del Perú. La imagen de un hombre que iba de un lado a otro de su jaula, vestido de preso, alzando el dedo y soltando un discurso, me sobrecogió.

Años después, mi padre me recomendó que viera "Pasos de baile", primera incursión en el campo de la dirección del actor John Malcovich. Se basa en la novela del mismo nombre, cuyo escritor, Nicholas Shakespeare, se encargó también del guión. El mismo hace un seguimiento de la investigación de Agustín Rejas (Javier Bardem), un honesto e idealista policía, que trata de capturar al misterioso "Ezequiel", personaje basado en la figura de Abimael.



John Malcovich tardó casi seis años en producir su película. Se interesó por la historia tras sufrir, durante su estancia en Perú, uno de los apagones generados por el "Sendero luminoso". Se interesó por la novela de Shakespeare al poco tiempo, y compró los derechos, confiándole también el libreto. La intención de Malcovich no era la de dar un discurso político, si no tratar el terrorismo y su germen. Para ello prescindió de concretar el país o lugares donde se desarrolla la trama, centrándose más en los personajes y su historia. La mayoría de los detalles sobre el grupo terrorista (los perros colgados y cargados de dinamita, las ejecuciones, los carteles intimidatorios...) y de la investigación y captura de Ezequiel son fieles a lo acontecido en Perú.

El resultado es un atípico thriller que goza de una atmósfera y lenguaje propios, de un ritmo y una ambientación envidiables, sin caer en estridencias de ningún tipo. La cámara de Malcovich sigue la misma pauta, de forma que se hace una narradora casi imperceptible salvo en momentos de auténtica poesía, como el baile de la hija de Rejas (una secuencia joya), también la fotografía de Jose Luís Alcaine contribuye a crear una imagen contrastada, reflejo del miedo y la tensión que se vivió en el país.

Malcovich trató al personaje de Ezequiel (Abel Folk) como un fantasma que apenas se ve, pero está en todas partes, dándole una presencia que intimida, al ver a sus seguidores cometer atentados de todo tipo en su nombre. Sin duda, una manera muy inteligente de tratar al malo de la película, cuando se juega con la desventaja de que el final de la historia sea tan conocido.


Pero el mayor acierto del director, fue contar con Javier Bardem como protagonista. Era de esperar que un actor de la talla de Malcovich hiciera una labor memorable con la dirección del elenco, pero el tandem Malcovich y Bardem está a otro nivel. Nos brinda a un protagonista sin fisuras, sin adulterar, idealista, consecuente, tierno, honesto y valiente. Un policía que renunció a la abogacía tras oír a un colega afirmar que la justicia es sólo uno de los objetivos del derecho, y que busca hacer el bien por otro camino. El tipo de personaje que puede llevar el peso de toda la historia.
Sin embargo, como ya hemos comentado en otras ocasiones, no todos los actores pueden llevar ese peso. Huelga decir que Bardem puede con lo que sea,y en este caso concreto, hace gala de ello con una actuación contenida, tierna, segura, discreta aunque fulminantemente expresiva, que se convierte (a nuestro juicio) en su mejor papel hasta la fecha.

La italiana Laura Morante, el personaje femenino del film, también nos brinda una buena interpretación de una profesora de baile que se convertirá en el anhelo de Rejas. El resto del elenco está también elegido con acierto, como Elvira Mínguez y Juan Diego Botto.


El primer trabajo del protagonista de "Las amistades peligrosas", al contrario de otras críticas que he leído y que la califican de irregular y lenta, me resulta arriesgado y valiente, inquieto y emotivo a un tiempo, modesto cuando la historia lo requiere, pero aprovechando los momentos de lucimiento, como el montaje de imágenes mientras el equipo de Rejas ennumera las acciones cometidas por el grupo revolucionario, la secuencia de presentación, o cuando aprovecha la maravillosa "Who knows where the times goes" de Nina Simone para ambientar la secuencia final, bellísima (aunque me repita).
A pesar de que con un Bardem tan inmenso, ni si quiera al gran actor que es su director se le echa en falta, y aunque quedarse tras la cámara probablemente haya sido un acierto, queda esa cuestión en el aire de cómo habría sido tener a ambos Malcovich en la misma producción, delante y detrás de la cámara.

TEXTO: CRISTINA MARTÍN