Aquí os dejamos las reseñas de Eduardo Tébar y Blanca Durán, dos periodistas que han querido compartirnos sus impresiones tras ver "Las calles siguen ardiendo".
Si aún no lo habéis visto, quizás su visión os anime a hacerlo.
EDUARDO TÉBAR
Eduardo Tébar es periodista y crítico musical. Trabaja en el grupo de prensa de Vocento y colabora en las revistas Efe Eme y Mondosonoro. Es una de las firmas de la colección de libros “Cuadernos Efe Eme”.
Pues sí, han pasado veinte años. Como si nada. Y no, el
socorrido tango de Gardel se queda corto para resumir la historia de M-Clan. «Tenemos asumido que para el público
siempre seremos los de Carolina…
Afortunadamente», admite en la película el guitarrista Ricardo Ruipérez,
cofundador —con el cantante Carlos Tarque— del grupo murciano. Primer misterio:
¿cómo es posible alcanzar la longevidad con una versión de Rod Stewart como
bandera? Segundo: ¿cómo pasaron de ensayar entre bandos de la huerta a grabar
en Memphis en cuestión de minutos? Tercero: ¿cómo sobrevivieron a la marcha de
Santi Campillo, el megaguitarrista que cimentó su arrollador muro de sonido? Y
cuarto: ¿por qué siguen ahí, anclados en un rock que huele cada vez más a viejo
mientras se recicla el mercado de las tendencias?
Las
respuestas a estas y otras cuestiones se desvelan en el documental Las calles siguen ardiendo, dirigido por
las hermanas María José y Cristina Martín Barcelona —Lasdelcine—, con las que M-Clan empatizaron durante
el rodaje del titánico proyecto En
Granada es posible. Una narración dinámica y completa. Conviene recordar
que la banda nació en una ciudad de provincias en la primera mitad de los
noventa. Los gigantes de La Movida andaban perdidos de resaca mientras se
gestaba el primer indie español. Y en estas aparece M-Clan: entusiastas del
rock sureño de Estados Unidos, émulos orgullosos de The Black Crowes. Citan a
Los Rodríguez como referente directo en España inicios. Y los compañeros del
gremio analizan la trayectoria con voluntad de sacar conclusiones: Ariel Rot,
Fito Cabrales, ‘El Drogas’, Leiva… Y un rotundo Miguel Ríos: «como vocalista, Tarque hubiese jubilado
a toda mi generación».
Hubo
más, claro. La mano milagrosa de Alejo Stivel, el productor que los impulsó a
las listas de éxitos bajo una premisa audaz: convertir a M-Clan en «la mejor
banda de hace setenta años». Luego llegó Carlos Raya —«un guitarrista que toca en
diez direcciones»—,
hasta el final feliz, un presente de gloria estable con hondo sabor a soul. Lo
confirma David Bonilla, A&R de Warner, que ha visto evaporarse a unos
cuantos músicos. El binomio Tarque-Ruipérez funciona como las parejas de largo
recorrido. Como esos chavales que hablaban de AC/DC en el cuartel de artillería
de Murcia. Vivencias y protagonistas. Todo M-Clan en un filme.
Periodista cultural apasionada de la música y el cine. Durante cinco años ha dirigido la sección de Cultura del diario Granada Hoy, ha colaborado en MondoSonoro y hace algo más de un año co-fundó la revista digital MyMadness.
Lo divino (y humano) de
una banda de rock
Muy pocas veces el público tiene
la oportunidad de adentrarse hasta lo más íntimo de una gran banda de rock y
conocer qué les apasiona, a qué temen, por qué tomaron en un momento
determinado una buena o una mala decisión o cómo afrontan el lanzamiento de cada
nuevo disco. Acostumbrados a documentales de rock cuyo hilo argumental son los
griteríos de fans y la larga colección de hits
y discos de oro del grupo en cuestión, resulta maravilloso descubrir Las calles siguen ardiendo, un trabajo
que enseña el lado divino, pero también el humano, de una banda con tanto que
contar como M-Clan.
Con Las calles siguen ardiendo ya van unos cuantos trabajos con la
música como protagonista firmados por Lasdelcine, la productora de las hermanas
Cristina y María José Martín Barcelona, que en esta ocasión vuelven a sacar el
máximo partido a lo estrecha que es la relación entre cine y rock.
El documental sigue muy de cerca la
carrera de la banda murciana M-Clan desde sus inicios, cuando se hacían llamar
El Clan de los Murciélagos y militaban en un estilo más cercano al rock sureño,
hasta la actualidad, en la que el tándem formado por Carlos Tarque y Ricardo
Ruipérez flirtea con el soul y el blues y es uno de los más consolidados y respetados
de la escena nacional. Integrantes del grupo como Carlos Raya o Coki
Jiménez; músicos amigos como Fito Cabrales, Miguel Ríos, Ariel Rot, José
Ignacio Lapido o Leiva, y los propios Tarque y Ruipérez reconstruyen en esta
producción la historia de la banda a través de anécdotas, recuerdos y mucha música.
Las calles siguen ardiendo recopila una enorme cantidad de imágenes
inéditas de la banda, actuaciones en pequeños clubes y grandes festivales,
entrevistas…, en lo que ha debido ser todo un ejercicio de ‘arqueología’
musical. Tal y como asegura la banda, el documental acerca al público (fan o
no) una visión general de las diferentes etapas –con sus momentos de luz y de
sombras- que marcan siempre a un grupo de éxito. Recordamos cómo la versión del
Serenade de la Steve Miller Band -que
ellos denominaron Llamando a la Tierra-
los puso en el punto de mira de crítica y público, cómo Alejo Stivel fue el
productor que mejor comprendió todo el potencial que tenía el grupo, cómo la
voz de Carlos ‘Stewart’ Tarque es perfecta para el registro que se proponga o
cómo grabar un acústico en directo a veces puede ser la mejor decisión para una
banda esencialmente eléctrica.
M-Clan pasa también en este
documental por los temas más controvertidos de su historia, como su
distanciamiento con el guitarrista Santi Campillo –su solo a la guitarra en Carolina es y será, pese a todo, unas de
las enseñas de la banda- o la muerte del bajista Pascual Saura, uno de los
grandes varapalos para el grupo.
Con vivacidad y chispa,
Lasdelcine cuentan una historia sobre cómo es reencontrarse con la propia voz,
afrontar el éxito, reinventarse, madurar, saber abrirte a nuevas influencias
sin renunciar a tu propio estilo, dejar cosas por el camino, aligerar el
equipaje, redescubrirte, volverte a apasionar… Una historia de rock al fin y al
cabo, que no ha hecho más que escribir sus primeras páginas. Estaremos atentos
a la continuación.