domingo, 1 de febrero de 2015

¡QUE ARDAN LAS CALLES!


Aquí os dejamos las reseñas de Eduardo Tébar y Blanca Durán, dos periodistas que han querido compartirnos sus impresiones tras ver "Las calles siguen ardiendo". 
Si aún no lo habéis visto, quizás su visión os anime a hacerlo.



EDUARDO TÉBAR


Eduardo Tébar es periodista y crítico musical. Trabaja en el grupo de prensa de Vocento y colabora en las revistas Efe Eme y Mondosonoro. Es una de las firmas de la colección de libros “Cuadernos Efe Eme”.

                Pues sí, han pasado veinte años. Como si nada. Y no, el socorrido tango de Gardel se queda corto para resumir la historia de M-Clan. «Tenemos asumido que para el público siempre seremos los de Carolina… Afortunadamente», admite en la película el guitarrista Ricardo Ruipérez, cofundador con el cantante Carlos Tarque del grupo murciano. Primer misterio: ¿cómo es posible alcanzar la longevidad con una versión de Rod Stewart como bandera? Segundo: ¿cómo pasaron de ensayar entre bandos de la huerta a grabar en Memphis en cuestión de minutos? Tercero: ¿cómo sobrevivieron a la marcha de Santi Campillo, el megaguitarrista que cimentó su arrollador muro de sonido? Y cuarto: ¿por qué siguen ahí, anclados en un rock que huele cada vez más a viejo mientras se recicla el mercado de las tendencias?

Las respuestas a estas y otras cuestiones se desvelan en el documental Las calles siguen ardiendo, dirigido por las hermanas María José y Cristina Martín Barcelona —Lasdelcine—, con las que M-Clan empatizaron durante el rodaje del titánico proyecto En Granada es posible. Una narración dinámica y completa. Conviene recordar que la banda nació en una ciudad de provincias en la primera mitad de los noventa. Los gigantes de La Movida andaban perdidos de resaca mientras se gestaba el primer indie español. Y en estas aparece M-Clan: entusiastas del rock sureño de Estados Unidos, émulos orgullosos de The Black Crowes. Citan a Los Rodríguez como referente directo en España inicios. Y los compañeros del gremio analizan la trayectoria con voluntad de sacar conclusiones: Ariel Rot, Fito Cabrales, ‘El Drogas’, Leiva… Y un rotundo Miguel Ríos: «como vocalista, Tarque hubiese jubilado a toda mi generación».

Hubo más, claro. La mano milagrosa de Alejo Stivel, el productor que los impulsó a las listas de éxitos bajo una premisa audaz: convertir a M-Clan en «la mejor banda de hace setenta años». Luego llegó Carlos Raya «un guitarrista que toca en diez direcciones»—, hasta el final feliz, un presente de gloria estable con hondo sabor a soul. Lo confirma David Bonilla, A&R de Warner, que ha visto evaporarse a unos cuantos músicos. El binomio Tarque-Ruipérez funciona como las parejas de largo recorrido. Como esos chavales que hablaban de AC/DC en el cuartel de artillería de Murcia. Vivencias y protagonistas. Todo M-Clan en un filme.



Blanca Durán
Periodista cultural apasionada de la música y el cine. Durante cinco años ha dirigido la sección de Cultura del diario Granada Hoy, ha colaborado en MondoSonoro y hace algo más de un año co-fundó la revista digital MyMadness.
  
Lo divino (y humano) de una banda de rock

                      Muy pocas veces el público tiene la oportunidad de adentrarse hasta lo más íntimo de una gran banda de rock y conocer qué les apasiona, a qué temen, por qué tomaron en un momento determinado una buena o una mala decisión o cómo afrontan el lanzamiento de cada nuevo disco. Acostumbrados a documentales de rock cuyo hilo argumental son los griteríos de fans y la larga colección de hits y discos de oro del grupo en cuestión, resulta maravilloso descubrir Las calles siguen ardiendo, un trabajo que enseña el lado divino, pero también el humano, de una banda con tanto que contar como M-Clan.

Con Las calles siguen ardiendo ya van unos cuantos trabajos con la música como protagonista firmados por Lasdelcine, la productora de las hermanas Cristina y María José Martín Barcelona, que en esta ocasión vuelven a sacar el máximo partido a lo estrecha que es la relación entre cine y rock.

El documental sigue muy de cerca la carrera de la banda murciana M-Clan desde sus inicios, cuando se hacían llamar El Clan de los Murciélagos y militaban en un estilo más cercano al rock sureño, hasta la actualidad, en la que el tándem formado por Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez flirtea con el soul y el blues y es uno de los más consolidados y respetados de la escena nacional. Integrantes del grupo como Carlos Raya o Coki Jiménez; músicos amigos como Fito Cabrales, Miguel Ríos, Ariel Rot, José Ignacio Lapido o Leiva, y los propios Tarque y Ruipérez reconstruyen en esta producción la historia de la banda a través de anécdotas,  recuerdos y mucha música.

Las calles siguen ardiendo recopila una enorme cantidad de imágenes inéditas de la banda, actuaciones en pequeños clubes y grandes festivales, entrevistas…, en lo que ha debido ser todo un ejercicio de ‘arqueología’ musical. Tal y como asegura la banda, el documental acerca al público (fan o no) una visión general de las diferentes etapas –con sus momentos de luz y de sombras- que marcan siempre a un grupo de éxito. Recordamos cómo la versión del Serenade de la Steve Miller Band -que ellos denominaron Llamando a la Tierra- los puso en el punto de mira de crítica y público, cómo Alejo Stivel fue el productor que mejor comprendió todo el potencial que tenía el grupo, cómo la voz de Carlos ‘Stewart’ Tarque es perfecta para el registro que se proponga o cómo grabar un acústico en directo a veces puede ser la mejor decisión para una banda esencialmente eléctrica.

M-Clan pasa también en este documental por los temas más controvertidos de su historia, como su distanciamiento con el guitarrista Santi Campillo –su solo a la guitarra en Carolina es y será, pese a todo, unas de las enseñas de la banda- o la muerte del bajista Pascual Saura, uno de los grandes varapalos para el grupo.

Con vivacidad y chispa, Lasdelcine cuentan una historia sobre cómo es reencontrarse con la propia voz, afrontar el éxito, reinventarse, madurar, saber abrirte a nuevas influencias sin renunciar a tu propio estilo, dejar cosas por el camino, aligerar el equipaje, redescubrirte, volverte a apasionar… Una historia de rock al fin y al cabo, que no ha hecho más que escribir sus primeras páginas. Estaremos atentos a la continuación.


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